Sinopsis
Maggie es una
madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de doce años, Oliver. Al
tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al
cargo de su nuevo vecino, Vincent, un jubilado cascarrabias aficionado al
alcohol y a las apuestas. Pronto, una peculiar amistad florece entre esta
improbable pareja. Junto a una stripper embarazada llamada Daka, Vincent
conduce a Oliver por todas las paradas que conforman su rutina diaria: las
carreras de caballos, el club de striptease y su bar habitual. Pero mientras
Vincent cree que ayuda a Oliver a hacerse un hombre, Oliver comienza a ver en
Vincent algo que nadie más ve: Un hombre incomprendido de buen corazón.
Ficha Técnica
Dirección y
guión: Theodore Melfi
PaÃs: USA
Año: 2014
Duración: 102
min
Género: Comedia
Interpretación:
Bill Murray (Vincent), Melissa McCarthy (Maggie), Naomi Watts (Daka), Chris
O’Dowd (Geraghty), Terrence Howard (Zucko), Jaeden Lieberher (Oliver)
Producción:
Peter Chernin, Theodore Melfi, Fred Ross y Jenno Topping
Música: Theodore
Shapiro
FotografÃa: John
Lindley
Montaje: Sarah
Flack y Peter Teschner
Diseño de
producción: Inbal Weinberg
Vestuario: Kasia Walicka-Maimon
CrÃtica
Durante los créditos
finales de “St. Vincent”, Bill Murray se marca su propia versión del “Shelter
from the storm” de Bob Dylan manguera en mano. Este desenlace define a la
perfección lo que es esta pelÃcula, un vehÃculo de lucimiento para el actor,
una nueva excusa para que a Murray le crezca aún más si cabe el ego. Pero
siendo Bill Murray, se lo permitimos, y nos encanta verle en pantalla.
El papel que interpreta
es un auténtico caramelo, especialmente en sus manos. Un viejo cacarrabias, que
no quiere contacto con más seres que su gato y una prostituta, tacaño, borracho
y jugador. Debe dinero a unos corredores de apuestas y no puede saldar su
cuenta con el banco. Vincent no vive, sobrevive y malvive. No aprende, empeora
con el tiempo. Pero eso no quiere decir que no pueda ser el héroe personal de
alguien, de un nuevo pequeño vecino del que tendrá que hacerse cargo a cambio
de once dólares la hora, mientras su madre se mata a trabajar.
La historia del hombre
huraño al que un pequeño le remueve el corazón ya la hemos visto muchas veces
en el cine. Y “St. Vincent” no logra ofrecer nada más allá de lo que ya
conocemos a partir de su material de partida. La pelÃcula empieza y acaba con
Murray. Él es el alma de la cinta, aunque esté secundado perfectamente por una
Naomi Watts con un portentoso acento ruso, por una Melissa McCarthy a la que le
insto a hacer más drama, y por un joven Jaeden Lieberher que es todo
naturalidad y espontaneidad. No es el tÃpico niño robot al que el cine nos
tiene acostumbrados. Buen reparto, pero totalmente eclipsado por la gran
estrella de la función.
Pero nada más. La
pelÃcula del también guionista Theodore Melfi reboza ternura y sentimentalismo
hollywoodiense baratos, de andar por casa, de manual del escritor simplista. Es
previsible, se ve con una sonrisa, es simpática, pero no logra ir más allá. Ni
siquiera consigue emocionar, a menos que seas de lágrima fácil. Y yo lo soy.
“St. Vincent” es puro Murray, y sólo por él merece la pena echarle un vistazo.
A este señor le permito pasearse en pantalla con calzoncillos y rascándose sus
partes, le permito que me restriegue lo grande que es, y que sabe que lo es. Le
permito ser un ególatra roba planos. Yo y creo que todos. Porque es Bill
Murray.
NOTA:
4 sobre 10
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