'Corazones de acero': Un hogar por el que pelear


Sinopsis
Abril, 1945. Mientras los Aliados inician su ofensiva final en el frente europeo, un aguerrido sargento de artillería llamado Wardaddy (Brad Pitt) se encuentra al mando de un tanque Sherman y de los cinco hombres que componen su dotación, en una misión mortal detrás de las líneas enemigas. Superados en número y en armamento, y con un soldado novato metido en sus filas, Wardaddy y sus hombres lo tendrán todo en contra en su heroico intento de lanzar un ataque en pleno corazón de la Alemania Nazi.

Ficha Técnica
Título original: Fury
Dirección y guión: David Ayer
País: USA
Año: 2014
Duración: 134 min
Género: Acción, cine bélico
Interpretación: Brad Pitt, Shia LaBeouf, Logan Lerman, Scott Eastwood, Xavier Samuel, Michael Peña, Jon Bernthal, Jason Isaacs
Producción: Bill Block, John Lesher y Ethan Smith
Música: Steven Price
Fotografía: Roman Vasyanov


Crítica
La carrera de David Ayer estaba pidiendo a gritos una cinta bélica. Como las de Tarantino o los Coen pedían un western. Su filmografía exigía un género en el que toda la testosterona que emana de cada fotograma de sus películas acabase por aflorar del todo, cercenando miembros y cortando yugulares a su paso. Con su nueva película, por fin, el director y guionista de “Sin tregua” o la reciente “Sabotage” ha dado un salto de gigante en su carrera. No sólo por dejarse seducir por un género cinematográfico que le viene como gatillo al dedo, sino porque así pasa a jugar en la liga de los grandes, algo que también lleva demandando su cine desde hace tiempo.

Precisamente, es la dirección ruda y franca lo que engrandece su definitivo abrazo al cine de guerra. Una realización tan directa y cruda como esos proyectiles que sobrevuelan nuestros oídos como si de rayos láser se tratasen. Su propuesta es dura, violenta, realista. No hay lugar para el sentimentalismo entre estos violentos de Wardaddy, o al menos no a ojos de sus compañeros. Cualquier atisbo de ese Hollywood empeñado en plasmar la guerra como algo crepuscular y sensible ha sido prácticamente erradicado, y tan sólo en su desenlace sucumbe a un convencionalismo académico que la impide ser mejor de lo que es. Un par de momentos, el del sargento llorando a escondidas de sus hombres o la escena de la comida en el piso alemán, pueden aportar cierto respiro sentimental a la sobredosis de realismo descarnado al que nos somete el director. E incluso en esta última, la violencia y tensión emana de sus diálogos.

Y si la dirección de Ayer, junto a sus méritos técnicos –sensacional montaje de sonido, música y fotografía-, es lo que la convierte en un film de aconsejable visionado, el guión no está a la par de su excelente manejo de la cámara y su concepción del bélico como cine de acción cargado de potencia. No a nivel de diálogos, pues el cineasta demuestra ser capaz de construirlos con facilidad, sino a nivel de trama. Lo que tenemos es la historia de un grupo de hombres que viajan de un lado a otro de Alemania a bordo de su tanque Fury, sin mayor base argumental que esa, sin mayor estructura que la puramente episódica.

Le falta una trama férrea, sí, y recoge bastantes tópicos del género –el novato que no carga con ningún muerto sobre sus espaldas, la idea de que la guerra cambia al ser humano-, pero lo compensa creando una galería de personajes cuya camaradería trasciende la pantalla. Llegamos a sentir empatía al poco de empezar el metraje por el comando que lidera un solvente Brad Pitt, secundado de manera perfecta por sus hermanos en la ficción. Juntos conforman una especie de familia a su modo entrañable, que tienen en ese tanque da título a la película  –un aplauso a los traductores españoles-, una especie de hogar por el que morir y pelear.

NOTA: 7 sobre 10
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ESCRITO POR Gerardo Medina Pérez

Colaborador de Much Cine. Devorador empedernido de joyas, algunas no muy relucientes, del séptimo arte. Lo mismo me puede gustar El padrino que Payasos asesinos del espacio exterior

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