Película no recomendada a menores de 12 años.
Patrick ha visto como su estatus de gloria del fútbol se ha desvanecido. Tiene 50 años y sus intentos por reconducir su vida han sido un sonoro fracaso, no consigue dar un giro que cambie su suerte. Sin dinero, sin trabajo y con un serio problema con la bebida, le han arrebatado lo único que le empujaba a seguir adelante: su hija. Para volver a compartir su vida un juez le impone que encuentre un empleo estable.
Empeñado en que ese no es el final, Patrick acepta la única oportunidad que le brinda la vida. Se traslada a una pequeña isla isla bretona alejada del mundo para entrenar al equipo de fútbol local. Poco a poco se implicará sus habitantes y se comprometerá con ellos a salvar la fábrica de conservas de la isla, motor del empleo autóctono que da trabajo a la mitad de sus habitantes. Declarada en reuinas lo único que pueden hacer es ganar los tres próximos partidos para comprar la emrpesa que ha sido declarada en concurso judicial. El plan es bueno pero aún tienen que sortear un pequeño inconveniente: sus futbolistas no son profesionales, son pescadores.
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