Título original: The
Maze Runner
Año: 2014
Duración: 113
min.
País: Estados
Unidos
Director: Wes
Ball
Guión: James
Dashner, Noah Oppenheim
Música: John
Paesano
Fotografía: Enrique
Chediak
Reparto: Dylan O'Brien, Thomas
Brodie-Sangster, Kaya Scodelario, Will Poulter, Ki Hong Lee, Blake
Cooper, Aml Ameen, Jacob Latimore.
Thomas despierta en medio de un ascensor sin saber quién es.
Cuando el ascensor se detiene y abre sus puertas, una multitud de chicos le dan
la bienvenida. Ha llegado al Claro, un paraje natural rodeado de altísimos
muros con dos portones que todas las mañanas se abren y dan paso a un inmenso
laberinto. De noche, las puertas se cierran y por el laberinto circulan unas
aterradoras criaturas llamadas laceradotes, creados por la organización CRUEL,
quienes supuestamente, han encerrado a los chicos allí. Todo lo que ocurre en el
Claro sigue unas pautas: al abrirse las puertas, algunos chicos salen a correr
al laberinto para buscar una salida. Una vez al mes, el ascensor sube con un
nuevo chico, nunca una chica... Hasta ahora. Tras la llegada de Thomas, suena
una alarma y el ascensor trae a otra persona. Es una chica, y en la nota que la
acompaña pone: "Ella es la última. No llegarán más". Las cosas en el
Claro empiezan a cambiar. Y lo único en lo que Thomas puede pensar es en lo
mucho que desea explorar el laberinto.
¡Qué difícil es intentar hablar
de una película que llevas años esperando! Y qué duro tiene que ser escuchar
las odiosas comparaciones. Parece que hoy en día no puedes hacer una película
dirigida hacia un público juvenil sin que la comparen con Harry Potter, Crepúsculo
o tantas otras que no tienen nada que ver en género. Harry Potter y Crepúsculo
hicieron darse cuenta a la industria cinematográfica del potencial (económico y
artístico) que poseen las novelas juveniles, pero por favor, dejemos de bautizar
como “el nuevo Crepúsculo” a cada
película de adolescentes que sale porque cada historia es un mundo, y la
búsqueda de heredero ya cansa. Bien es cierto que El corredor del laberinto comparte ese aire de futuro distópico y
tecnología avanzada con Los Juegos del
Hambre o Divergente, pero ahí
termina la cosa. Mismamente El Corredor
del Laberinto carece de esa crítica social y política que estaba tan
arraigada en los títulos anteriormente nombrados. Y de igual forma no veremos
una historia de amor tan desarrollada como en otras películas de corte juvenil,
de hecho, la historia de amor queda meramente a merced del subtexto, dispuesto
a florecer seguramente en las siguientes entregas. Si intentamos comparar, es
justo nombrar El señor de las moscas de
William Golding como otra de las inspiradoras de esta historia. El entorno
natural, los chicos atrapados en un lugar sin salida, la división en grupos por
actividades, incluso los personajes o las disputas por el poder.
Cuando los rumores de una
adaptación comenzaron a sonar fuerte allá por 2010, yo no podía dejar de pensar
una cosa: “¡Cómo piensan adaptar semejante lío!” Porque siendo sinceros, El Corredor del laberinto es un libro
que personalmente me gusta, pero hay muchas explicaciones e incertidumbres que
me parecían imposibles de resolver en una cinta de dos horas. Y la respuesta es
muy sencilla: adaptación libre. Para los que conocen la historia una clara
advertencia, no vayan al cine con la idea puesta en el libro porque
posiblemente se lleven un chasco. Hay cambios, muchos cambios. Esto no quiere
decir que hayan arruinado el film, porque, a mi parecer, los cambios han
mejorado la historia, dinamizando la acción y haciéndola entendible para todos
los espectadores que están en la sala, hayan leído o no el libro. Y en
definitiva, eso es lo que tiene que hacer una buena adaptación.
En lo referente al casting, El Corredor del Laberinto generaba incertidumbre al tratarse de una
película solo protagonizada por adolescentes. Los productores han optado por
escoger a actores en su mayoría con experiencia en cine o televisión. Así, Dylan
O'Brien, al que conocemos por su papel en la serie Teen Wolf, encarna al protagonista del film, Thomas. Kaya
Scodelario (Skins) es Teresa, la
única chica en el Claro. Thomas Brodie Sangster (Juego de Tronos) será Newt, fiel defensor de Thomas, y Will Poulter
(Las Crónicas de Narnia) su mayor
enemigo, Gally. Cierran el reparto principal Ki Hong Lee como el corredor Minho,
Blake Cooper en el papel de Chuck, y Aml Ameen, como Alby, líder de
los clarianos. Los chicos cumplen y nos brindan una actuación correcta, sin
poder destacar alguno, ya que (desgraciadamente) sus personajes son puro
arquetipo.
Wes Ball, conocido por sus trabajos en la dirección
artística, debuta al mando de esta película. Y su pasado se nota en el diseño
del laberinto, añadiendo secciones y detalles que no estaban en el texto
original, dotándolo como un personaje más, amenazante y oscuro, como en su día
fue la isla de Perdidos. Además,
sacrifica la historia de amor, el elemento de la telepatía entre Thomas y
Teresa es omitido en la adaptación a favor de una aventura intrigante y
confusa, donde el miedo y el peligro son constantes. El ritmo de la cinta es
perfecto ya que continuamente están ocurriendo cosas, peleas, discusiones,
carreras por el laberinto, ni una escena está de más, la acción va rodada, una
cosa lleva a la otra sin caer en el absurdo o una explicación tonta. Por tanto,
tenemos una historia dinámica, que se ve afectada en ciertos momentos por su
realización técnica. Hubiera agradecido menos movimientos de cámara en mano,
sobretodo en las escenas con poca luz, ya que resulta algo mareante y cargante.
La resolución del conflicto queda abierta a nuevas entregas,
Century Fox ha confirmado que está construyendo los platós, y en proceso de
escritura del guión de Las Pruebas,
secuela en la que esperamos encontrar respuestas a las incertidumbres que
plantea El corredor del laberinto.
Porque salir es solo el principio.
En definitiva, El
corredor del Laberinto es una película que no solo disfrutará el público
juvenil, sino también los amantes de la ciencia ficción, y cualquiera que deje
atrás los prejuicios y quiera pasar dos horas entretenidas en una historia
llena de aventuras e incógnitas.
Laura Magaña Martínez
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