Sinopsis
“Alma salvaje”
lleva a la gran pantalla la extraordinaria aventura de la popular autora Cheryl
Strayed. Después de años de un comportamiento irresponsable, una adicción a la
heroína y la destrucción de su matrimonio, Strayed toma una decisión
precipitada. Obsesionada por los recuerdos de su madre, Bobbi, y carente de
toda experiencia, emprende totalmente sola una caminata de más de mil millas
por el Sendero de las Cimas del Pacífico. Una proeza que revela con enorme
fuerza sus terrores y sus placeres a medida que sigue adelante en una odisea
que la enloquece y la fortalece.
Ficha
técnica
Título original: Wild
País: USA
Año: 2014
Duración: 115 min.
Género: Biopic, drama
Dirección: Jean-Marc Vallée
Interpretación: Reese Witherspoon (Cheryl Strayed),
Laura Dern (Bobbi)
Guión: Nick Hornby; basado en el libro “Salvaje”, de
Cheryl Strayed
Producción: Reese Witherspoon, Bruna Papandrea y Bill
Pohlad
Fotografía: Yves Bélanger
Montaje: Martin Pensa y John Mac McMurray
Diseño de producción: John Paino
Vestuario: Melissa Bruning
Crítica
La peregrinación como
camino hacia el autodescubrimiento. El cine ya ha abordado la temática del
viaje existencial, el que emprende una persona en busca de sí misma. Desde “All
is Lost” hasta la incomprendida “La playa”, pasando por una recomendación
española, “The Way”, que tenía el Camino de Santiago como uno de sus grandes
protagonistas. Lo nuevo de Jean Marc Vallée, que hace poco más de un año daba
el salto al cine que disfruta recibiendo premios hollywoodienses con la loable
“Dallas Buyers Club”, va en esa línea argumental.
Para analizar “Wild”,
se podría partir de dos líneas que definen al film y que constituyen sus dos
vías principales. En primer lugar, el buenísimo trabajo que realiza Reese
Witherspoon en la que supone, de lejos, su mejor interpretación desde que
ganase el Oscar hace casi una década, si bien en todo este tiempo se ha
preocupado más por hacer caja que por recordarnos lo buena actriz que es. La
intérprete, como su propio personaje en la ficción, carga con buena parte del
peso de la cinta a sus espaldas, y lo hace con convicción, dejándose la piel por
el camino.
Y en segundo lugar,
está el viaje de redención personal que su personaje emprende, una traslación a
la pantalla del que emprendió Cheryl Strayed en la vida real, todo un icono de
la literatura estadounidense. Una travesía por la América inhóspita que para
ella supuso dejar atrás su yo salvaje, ése que venía de una tumultuosa
existencia desde una pérdida familiar irreparable que la llevó a coquetear con
las drogas y acostarse con cualquiera que se encontrase a su paso.
Es precisamente en esta segunda vertiente donde la
propuesta de Vallée no encuentra el sendero correcto hacia su destino, que no
debería ser otro que el de convertirse en una experiencia vital incluso para el
espectador. De hecho, intrigan más los flashbacks que el cineasta disemina a lo
largo del recorrido de su protagonista y el montaje no lineal de los mismos,
que obliga al espectador a ordenarlos mentalmente y rellenar los huecos que
queden por llenar, que el viaje en sí mismo. Su referente directo e inmediato
sería “Into the wild”, donde Sean Penn conseguía a través de una encomiable
poesía visual que la odisea de Christopher McCandless se volviese emotiva y
evocadora para el público. Aquí eso no se consigue, no hay un ápice de emoción,
no existe un solo plano con el que te quedes maravillado, pese a la acertada
dirección del canadiense y el buen hacer de su actriz protagonista.
El libro de Strayed es todo un referente en la
sociedad norteamericana. Los que lo han leído lo describen como toda una
experiencia vital, como una obra aleccionadora e inspiradora. La adaptación al
cine de sus memorias debía convertirse en una aventura fascinante y
emocionante. “Wild” no es una aventura. Ni siquiera es fascinante ni
emocionante. Es un viaje hacia ninguna parte para acabar con una vida de
miseria. Y si todos los viajes de este tipo van a ser como éste, es mejor
quedarse en casa.
NOTA: 4 sobre 10
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