Sinopsis
Tiempo atrás, un
asesinato dejó dos niños huérfanos. Las autoridades culparon al hermano,
mientras que la hermana creció creyendo que el verdadero culpable fue un
antiguo espejo maldito. Ahora, completamente rehabilitado y con veinte años de
edad, el hermano está listo para empezar de nuevo, pero la hermana está
decidida a demostrar que fue el espejo lo que destrozó a su familia.
Ficha
Técnica
TÃtulo original: Oculus
Dirección: Mike Flanagan
PaÃs: USA
Año: 2013
Duración: 104 min.
Género: Terror
Interpretación: Karen Gillan (Kaylie), Brenton
Thwaites (Tim), Katee Sackhoff (Marie), Rory Cochrane (Alan), Annalise Basso
(Kaylie de joven), Garrett Ryan (Tim de joven), James Lafferty (Michael),
Miguel Sandoval (Dr. Graham)
Guión: Mike Flanagan y Jeff Howard
Producción: Trevor Macy, Marc D. Evans
Música: The Newton Brothers
FotografÃa: Michael Fimognari
CrÃtica
El cine de terror
siempre tira de tópicos. Fantasmas, muertos vivientes, sombras, oscuridad… y
espejos. Rara es la cinta de género que no tenga un espejo involucrado, o que
utilice los reflejos como herramientas para generar tensión o provocar algún
susto tÃpico al público. Algunas propuestas, incluso, convierten a los espejos
en absolutos protagonistas, como “Mirrors” de Alexandre Aja.
“Oculus”, pelÃcula que
pone en la lÃnea de fuego a un director al que seguir a partir de ahora, tira
de numerosos tópicos del género durante su metraje. De hecho, es inevitable
pensar en el cine de James Wan durante su visionado, y de paso en todas esas
cintas como “Terror en Amytiville” o “Al final de la escalera” a las que
homenajea éste. Pero aquà todos sus tópicos, incluyendo ese espejo maldito en
torno al que parece girar la historia, no son más que una excusa para activar
una trama que no empieza demasiado bien, con dos hermanos bastante sosos – los
secundarios les ganan la batalla en credibilidad- que vuelven al hogar de su
niñez para lidiar con viejos fantasmas y tragedias familiares del pasado, pero
que va remontando y tomando caminos de lo más interesantes.
La pelÃcula de Mike Flanagan
no es ninguna maravilla a nivel de realización a excepción de algunos chispazos
puntuales de ingenio, y de hecho se habrÃa agradecido un acabado más pulido y
clásico. Tampoco queda en la memoria por su manejo de los resortes del género,
que suenan a ya vistos, ni por su guión, que tiene no pocos agujeros argumentales.
Por ejemplo, todos esos mecanismos que los protagonistas usan para no caer en
las trampas del espejo cojean si el propio espejo es capaz de jugar con ellos.
Pero una vez entra en faena ofrece un nivel de complejidad moderadamente
elevado para lo que prometÃa en su comienzo. Mike Flanagan se erige como un
hábil montador manejando dos lÃneas temporales paralelas que acaban confluyendo
en espacio y tiempo y confundiendo a sus personajes y a los espectadores, que
no sabrán qué es real y qué no. Recuerda bastante a un reivindicable film como
“Dead End”, que jugaba con el espectador y sus personajes engañándoles
constantemente.
El cineasta mantiene
hasta el último segundo la ambigüedad del relato, empezando por enfrentar los
puntos de vista de sus dos personajes protagonistas entre sà y culminando en
hacer dudar al propio público sobre su perspectiva de la historia. Un
habilidoso juego de perspectivas enfrentadas en el que, además, su responsable
no comete el error de desvelar la naturaleza de su objeto maldito, tratándolo
como un ente capaz de todo por sobrevivir y sembrar el mal. Quizá todo esté en
las cabezas de sus personajes, y lo que vemos no es más que una metáfora de
cómo afrontar el trauma. Lo mejor, sin duda, es pasar página y seguir adelante.
NOTA:
6 sobre 10
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